Revestido con el motivo GG, el chándal, refrendado por Alessandro Michele, se presenta en la colección Pre-Fall 2018.
En 1984, las Olimpiadas de Los Ángeles se erigieron en una declaración mundial de la supremacía muscular estadounidense. Los medallistas de oro adquirieron el estatus de celebridades y superhombres, tanto en el sentido de los cómics como en el estilo Nietzscheano. El chándal, ahora colorido, concebido, diseñado y cargado de significado, pasa a ocupar el lugar que se merece mientras mantiene los rasgos de un terreno fértil que ve crecer a personalidades sobresalientes, por no decir semidivinas, puesto que la cultura mediática pop no escapa a esta tendencia. El chándal nació de la mano de Carl Lewis (el Hijo del Viento), el velocista y ganador de nueve oros olímpicos; Florence Griffith-Joyner, con una manicura legendaria y un destino trágico, quien aún ostenta el récord mundial en las distancias de 100 y 200 metros; y el mítico baloncestista Michael Jordan.
Este fue el punto de partida de la proliferación del chándal en los ámbitos geográfico, musical y cultural. De la estética "tecno-opulenta" de las vacaciones de la alta sociedad, de Aspen a Saint Moritz, surgió el traje de nylon fluorescente como una auténtica declaración de un bienestar informal, aderezado con toques glamurosos.
Entretanto, las calles regidas por el imperio del hip hop de la costa este a la oeste siguieron tan pobladas de terciopelo y triacetato como de costumbre, utilizando el chándal como una segunda piel compartida y democrática. El chándal, los símbolos deportivos y las propuestas personalizadas servían como medio de expresión de la individualidad o la pertenencia a un grupo o movimiento musical. The Beastie Boys alternaban los chándales con los vaqueros clásicos y las chaquetas de piel con tachuelas; la versión de Stetsasonic presentaba una forma totalmente coordinada; y Eric B. y Rakim los lucían con un toque del diseñador Dapper Dan.
El crimen organizado de los años 90 transformó el chándal en un discreto símbolo de poder, en contraste con el esplendor de la sastrería de la década precedente, como reflejaba la serie Los Soprano. Gucci rinde un nuevo homenaje a este traje de dos piezas informal y legendario con una nueva versión que trasciende las estrellas de hip hop y los capos, de punto técnico estampado con el destacado motivo GG.
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