Chris Breward, historiador cultural y director del ECA de la Universidad de Edimburgo, estudia la colección Pre-Fall 2017 de hombre y los dandis de Shanghái del s. XX y los actuales.
Estoy sentado en el Aeropuerto de Pudong esperando mi vuelo hacia Ámsterdam. El cielo está despejado, hace calor y una nube de humo flota en el horizonte. Durante los últimos cinco años he visitado Shanghái cada primavera y otoño para dar clases en una de sus escuelas de moda internacionales más dinámica. Esta es probablemente mi última visita de este tipo, ya que el proyecto de investigación llega a su fin y dentro de unos pocos meses cambiaré de trabajo para volver al mundo de las galerías después de haber pasado seis años enseñando.
Por muchas razones, al mirar la colección Pre-Fall 2017 de hombre de Alessandro Michele, me invade inevitablemente un sentimiento de nostalgia. Actualmente no existe ningún otro lugar en el mundo en el que su enfoque exquisitamente ecléctico y variopinto cobre tanto sentido.
Varias piezas se inspiran directamente en los tradicionales tejidos, cortes y bordados de China, y su puesta en escena (al parecer realizada en una tienda de antigüedades coloniales o en un estudio de un noble académico) goza de un toque decididamente asiático y, al mismo tiempo, de un estilo Ancien Régime francés. Los modelos, esbeltos y juveniles, se adaptan perfectamente a la estética orientalista y me hacen reflexionar sobre lo que he aprendido de la vestimenta masculina y de la masculinidad en la primera ciudad de moda de China durante estos últimos cinco años. Después de una inmersión relativamente corta en las distintas culturas de moda de Shanghái, puedo ver que el delicado equilibrio entre pasado y futuro, oriente y occidente que mantienen las creaciones de Alessandro Michele, es un concepto fundamental para lograr una comprensión correcta del género, el gusto y la moda en la compleja ecología de diseño que caracteriza a esta ciudad.
Con la intención de describir la expresión material del "dandismo de Shanghái", el escritor de moda se siente recompensado y a la vez frustrado por la cultura de la ciudad. En sus calles es fácil encontrar, aunque de manera confusa, pruebas de un compromiso local entusiasta con todas las formas de conocimiento de la moda. Las marcas internacionales de moda masculina de gama alta están muy presentes en los numerosos centros comerciales de lujo del centro de Shanghái y, aunque su negocio esté destinado principalmente a los turistas, los sastres y fabricantes de camisas tradicionales registran buenos niveles de ventas en los trajes y accesorios a medida. Los quioscos venden revistas que reflejan los intereses del estilo de vida de hombres jóvenes y elegantes, con una tirada que supera con creces las de Londres o Nueva York. En la televisión local y nacional china es muy común ver a estrellas de pop y presentadores perfectamente vestidos y arreglados. Y la población masculina en general (o la fracción que se interesa por la moda) que frecuenta los cafés, los bares, las tiendas y los parques, es adepta a las combinaciones inusuales de trajes y a las reinterpretaciones.
La mezcla, un concepto fundamental en las creaciones de Alessandro Michele, es una característica presente desde hace mucho tiempo en la cultura de sastrería de Shanghái, que se ha visto influida por una gran variedad de influencias locales y extranjeras. En su apogeo, a principios del siglo XX, esta "París Oriental" produjo una estética embriagadora que confundía tanto a los habitantes de la ciudad como a los visitantes. En 1912, en el periódico Shenbao se podía leer: "La población china viste ropa extranjera, los extranjeros visten ropa china, los hombres llevan accesorios femeninos y las mujeres adornos masculinos, las prostitutas imitan a las colegialas, las colegialas imitan a las prostitutas, los ciudadanos de a pie visten como oficiales y los oficiales como plebeyos".
Existe una palabra china que describe perfectamente la llamada del lujo sofisticado de Shanghái y el juego de Alessandro Michele con el deseo y las texturas: "Pinwei". "Pinwei" puede traducirse como "el gusto exigente de los hombres por las cosas refinadas". Esto nos recuerda el canto de las sirenas de los manuales de consejos que leían los jóvenes ingleses aspirantes a caballeros a principios del siglo XIX: el dandismo Brummelliano con características chinas. Cuando anuncian mi puerta de embarque, me llevo conmigo el concepto de "Pinwei" y digo adiós a Shanghái. El dandismo, como Alessandro Michele probablemente sabe, es una bendición universal y eterna.
Enlace copiado en el portapapeles.